Bienaventurados los que lloran

Bienaventurados los que lloran... Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Mateo 5:4 Todos lloramos por circunstancias diversas y Dios siempre nos consuela, pero consideramos que aquí el Señor se refiere a los que lloran por la condición en que se encuentra la humanidad entera, a causa del pecado. Un ejemplo de esto lo vemos con el propio Señor Jesús, lamentándose por Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste. Mateo 23:37 Muchas veces el Espíritu Santo te contrista por la condición de pecado alrededor tuyo, por la devastación en la tierra. Necesitas el sentir compasivo del Señor por el pecador, para que puedas orar y llevarle las buenas nuevas de la salvación. Recuerda que Jesus fue torturado y crucificado sin abrir la boca, por amor a tí y a cada una de las personas que están a tu alrededor. Padre, gracias porque me quitaste el corazón de piedra, insensible, indiferente y egoísta y pusiste dentro de mí un corazón de carne, conforme al tuyo, capaz de amar y compadecerse del sufrimiento de los demás y no pensar en el propio. Yo hoy decido ver en cada persona lo que tú ves en mí, al Cordero Inmolado desde antes de la fundación del mundo y no ver sus fallas o deficiencias, sino su necesidad. Ellos te necesitan a tí, necesitan tu amor. Te pido por cada uno de ellos, que puedan ver el amor que derramaste en mí, para que puedan recibir de tí, a través de mi vida, en el nombre de Jesús, amén. Compártelo Creí, por lo cual hable