Tuesday, June 27, 2017

Sanado del rechazo. 1

Sanado del rechazo. 1

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.
Efesios 1:3-7

El rechazo es de las heridas más profundas y dañinas que experimenta el ser humano. El diablo usa el rechazo como arma favorita, para robar el potencial de vida de las personas. Todos hemos sufrido de rechazo en diversos grados. Algunos ejemplos: La niña no aceptada por su papá, porque esperaba que naciera un varón. El adolescente víctima de bullying escolar, debido a un defecto físico de nacimiento. Los hijos abandonados por el padre o la madre, que crecieron como "arrimados" con sus familiares. Y que podemos decir de los millones de casos de maltrato verbal, psicológico, emocional, y de abuso físico y sexual; cometidos por los propios familiares contra sus descendientes.      

El rechazo es una fortaleza que encierra a sus víctimas en pensamientos, sentimientos y recuerdos vergonzosos, humillantes y muy dolorosos. No hay indemnización que compense los daños producidos por el rechazo. Sólo Dios puede sanar los corazones quebrantados y liberar de la esclavitud a los atormentados por este azote, con la revelación de su Amor y aceptación incondicionales. Tú hoy puedes ser sanado de todo  rechazo con el amor incondicional del Padre. 

Padre, gracias aunque mi dolor interno era doloroso e incurable, tú me sanaste con tu bien, me restauraste. Tomaste mi vida en tus manos de amor cuando a nadie le importaba. Con tu bálsamo de amor sanaste mis heridas, te acordaste de mí. Me libraste y me rescataste con tu sacrificio en la cruz. Tu sangre me lavó y me perdonó. Por eso estoy agradecido y mi vida te pertenece. Hoy puedo vivir para adorarte. En el nombre de Jesús, amén.

Yo te bendigo en el nombre de Jesús

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