Friday, June 23, 2017

Ya no soy un pecador, ¡Soy un hijo de Dios!

Ya no soy un pecador, ¡Soy un hijo de Dios! Es importante tener la certeza en el corazón de que somos hijos de Dios. No somos pecadores perdonados, somos hijos de Dios. Ejemplo. Cuando los hijos son pequeños, son un poco malcriados ¿no? Están aprendiendo a comportarse de acuerdo a las normas de sus padres. De igual manera, cuando nacemos de nuevo, nuestra forma de pensar y vivir siguen siendo las anteriores; hasta que vamos entendiendo la Palabra, creyéndola, para saber qué espera el Padre de la conducta de sus hijos, Y sabiendo que El Espíritu Santo nos guía por el camino que debemos de seguir. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, reciban con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar sus almas. 22 Pero sean hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándose a ustedes mismos. Santiago 1:21-22 Si recibes la palabra de Dios con la actitud correcta y la vas poniendo en práctica, avanzarás y crecerás rápidamente. La clave es renovar tu forma de pensar, sentir y actuar conforme a lo que ahora sabes. Cambiar las costumbres de un pecador, por la cultura del reino al que ahora perteneces. Padre, gracias porque tu Hijo Jesucristo vino a sacarme de la esclavitud. Él es mi libertador y vencedor de todos mis enemigos. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!, ¡soy más que vencedor en Cristo Jesús! En el nombre de Jesús, amén. Si Dios está contigo, quien contra ti.

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