Tuesday, March 13, 2018

Tú conoces la voz de Dios.

 Tú conoces la voz de Dios.

Abigail era una mujer de fe. Su seguridad y su fuerza venían del Señor. Ella estaba al tanto de que David sería el rey de Israel, cosa que a su marido Nabal le importaba un comino. Una vez que pide perdón a David e intercede para no haga una matanza, le dice lo siguiente.

Aun cuando lo persigan aquellos que buscan su muerte, su vida estará a salvo al cuidado del Señor su Dios, ¡segura en su bolsa de tesoros! ¡Pero la vida de sus enemigos desaparecerá como piedras lanzadas por una honda! 30 Cuando el Señor haya hecho todo lo que prometió y lo haya hecho líder de Israel, 31 que esta no sea una sombra en su historial. Entonces su conciencia no tendrá que llevar la pesada carga de derramamiento de sangre y venganza innecesarios. Y cuando el Señor haya hecho estas grandes cosas para usted, por favor, ¡acuérdese de mí, su sierva!
1a Samuel 25:29-30
 David reconoce el encuentro con Abigail, como algo de Dios.
El Señor se quiere asegurar de que entiendes lo que te está diciendo, aunque seguramente tu oído es mejor de lo que solía ser en el pasado, porque sus ovejas conocen su voz y tú eres una de sus ovejas. Fuiste creado por Él y recibiste su voz en tu interior. Él puso su presencia dentro de tí porque sabía que lo estarías buscando, que encontrarías tu esperanza, tu ayuda, tu provisión en Él. Y manifestará su reino en tu vida y a través de tu vida a un mundo perdido y moribundo, necesitado de recursos y palabras de esperanza, palabras de fe y de vida eterna, que tú llevarás pues eres su representante en esta tierra.

 Padre, ¡abre mi oído a tu voz! Hoy cierro mis oídos a las voces del mundo: voces de contienda, de pleito, de enfermedad, de muerte, de mentira y me dispongo a oír solamente tu voz: voz de amor, de misericordia, de perdón, de vida eterna, de salud, de prosperidad. Voz que llena de paz mi corazón. Voz de verdad. Estoy atento a tus palabras, inclino mi oído a tus razones. No se apartan de mis ojos, las guardo en medio de mi corazón.
Porque son vida y medicina a todo mi cuerpo En el Nombre  de Jesús, Amén

El Señor es mi Pastor nada me Faltará

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