Friday, December 15, 2017

Efectos del rechazo.

Efectos del rechazo.

Cuando las necesidades afectivas del ser humano no son satisfechas, aparecen los sentimientos de rechazo. Ejemplo: Nuestro padre o madre (quienes más debieran amarnos) nos discriminan, ridiculizan o juzgan. En lugar de protegernos, abusan de nosotros, nos maltratan o incluso nos abandonan. Todas estas circunstancias van dejando huella y abren la puerta a un espíritu de rechazo, que se incrusta en la personalidad y produce estragos de diversa índole.
Hiere el yo, la dignidad del ser humano, quebrantándolo y generando estrés mental y emocional continuo. Es una raíz generadora de aflicción y tristeza. El auto rechazo, es el resultado de preguntarse la razón por la cual los demás nos desprecian y no nos aceptan. Cuando rechazamos el "yo" que Dios nos dio, abrimos la puerta a personalidades falsas, inspiradas por el mundo, la carne o inclusive por el enemigo. Hoy hay muchos problemas de identidad sexual, cuya raíz es el rechazo en el seno familiar.
La persona rechazada se hace por lo general insegura, temerosa, dudosa y tímida. Se juzga inferior, menos capaz que los demás. Copia o imita a quien considera valioso, puede llegar a idolatrar a los que considera que tienen lo que a él o ella le falta, o puede llegar a auto aborrecerse (lacerarse o cortarse, mutilarse, etc.). Puede reírse de sí mismo, pero por dentro llora y vive atormentado.

El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
​​​​​​​Proverbios 15:13

Detrás del rechazo, hay espíritus demoníacos que buscan victimizar a la persona con más abuso, maltrato y vejación; para que viva atormentada con temor, inseguridad, incapacidad y dolor. Sin una provisión de amor y aceptación regular, y principalmente divina, todo ser humano estará en problemas graves, que pueden desembocar en conductas compulsivas diversas, como complacer como sea a otros para ser aprobado, o caer en depresión y ya no querer vivir, por sentirse inadecuado a las expectativas del mundo.

Padre, gracias porque la verdad me hace libre. Hoy ayúdame por medio de tu Espíritu Santo, a reconocer la raíz de cada situación de rechazo que he experimentado en mi vida.  Tócame en lo más profundo de mi ser. Recibo tu amor incondicional y tu aceptación. En el nombre de Jesús, amén.
       Creí, por lo cual hable.
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