¿Estás dispuesto de corazón a recibirlo? Escuchamos con frecuencia que en estas fechas se debe perdonar todo… al esposo… a los hijos… al novio… a las amistades y principalmente a los familiares que nos ofendieron. ¿Pero analiza detenidamente cuantas veces en tu vida haz otorgado este PERDÓN?
Si nos analizamos detenidamente, no siendo perfectos sino, por el contrario, terriblemente humanos, hay por lo menos alguna vez en tu vida en que has tenido un poquito de culpa en un distanciamiento, un conflicto, una discusión o un mal entendido.
¡Porque entonces no descender de tu castillo para otorgar un PERDÓN SINCERO a aquellos que te ofendieron, con cierta culpa de tu parte?
Lo triste es que si no sabes examinar tus verdaderos motivos para no perdonar, esa armonía de Navidad que tanto deseas no será una paz verdadera, sino una simple tregua.
Cuando te sientes ofendido por alguien y lo recuerdas en navidad, basta que medites, para que consideres que vale la pena perdonar. Si piensas en él o ella en esta fecha, es que los extrañas y su ofensa no ha sido tan grande, porque no te hirió demasiado y porque aún existe un nexo de cariño, por encima de toda dificultad que te separo momentáneamente.
¿Por qué no te haces el firme propósito de PERDONAR las ofensas en esta navidad y repitiendo las palabras de Padre Nuestro, celebrar la Nochebuena, junto al hermoso nacimiento y el arbolito lleno de luces y esperanzas?
Una paz muy dulce y muy profunda llenara tu ser, si en medio de tu alegría navideña te repites callada, sinceramente, Y PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN…
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