Dios nos anima a ser Diligentes
Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia;
Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Proverbios 21:5
En el tema de la economía, muchas veces hemos actuado así, alocadamente, sin planear objetivos y metas, sin prevenir, sin hacer presupuestos. Hoy es tiempo de hacer un cambio, conocer la realidad natural de nuestras finanzas y enfrentarla. Y, lo más importante, empezar a actuar conforme a la Palabra:
Honrar a Dios con diezmos y ofrendas.
Administrar sobriamente.
No gastar más de lo que se gana, sin endeudarse.
Dar con generosidad, voluntaria y alegremente.
Tal vez ya has notado que si quieres una mejora en tu economía, necesitas hacer algunos cambios. No puedes esperar resultados diferentes haciendo lo mismo. El cambio requiere humildad, ser enseñable. Escuchar a Dios es la clave cuando vienen ajustes y cambios a tu vida. Pide su guianza siempre.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Josué 1:9
Padre, tú eres mi Proveedor. A través de la muerte de tu Hijo Jesucristo, me proveíste de todo lo que necesito: salvación, vida eterna, perdón de mis pecados, sanidad, paz, gozo, el privilegio de ser tu hijo e incontables beneficios. Junto con ello, me libraste de la maldición de la miseria y la pobreza, pues Él se hizo maldición al ser colgado de un madero. Hoy arrebato lo que es mío, me pongo de acuerdo con tu palabra y declaro que soy prosperado en todas las cosas, así como prospera mi alma. En el
Nombre de Jesús, Amén
Ei Señor es mi Pastor nada me Faltará
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