Thursday, August 10, 2017

Soy sano.

Soy sano.

La enfermedad es la perversión de la salud. Dios no creó al ser humano con enfermedad, de ser así, estaríamos capacitados para soportarla y aún disfrutarla, pero no es el caso. Las enfermedades son una fuente de gran sufrimiento para la humanidad y en muchos casos, la antesala de la muerte.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
 Isaías 53:4-5

Cuando Jesucristo caminó en la tierra, se dedicó a sanar enfermos y liberar a los oprimidos por el diablo. La enfermedad no es de Dios, es del diablo, quien vino a hurtar, matar y destruir; es parte de la herencia de muerte resultante del pecado de Adán. Cristo vino a darte vida en abundancia, por lo que llevó tus enfermedades en sus llagas y en la cruz quebró la maldición de la enfermedad.

Padre, gracias por la verdad que me ha hecho libre. Hoy entiendo que Jesús en la cruz con sus heridas pagó el precio por mis rebeliones y pecados y que en sus llagas llevó todas mis enfermedades. Resolvió el problema del pecado y también de la enfermedad, por lo que ahora soy salvo, no vivo más en el pecado y soy sano, no vivo más en la enfermedad. En el nombre de Jesús, amén.

Creí, por lo cual hable.

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