Sunday, August 27, 2017

Te entrego mi corazón, mi alma y mis fuerzas.

Te entrego mi corazón, mi alma y mis fuerzas.

CORAZÓN.
El corazón es donde se asientan las creencias, aquello de lo que estamos plenamente convencidos y que estamos dispuestos a vivir y a defender.

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
Mateo 15:19

MENTE.
El alma y el corazón son como inseparables. Dios quiere sacar toda mentira y engaño de la mente, quiere alinear toda emoción distorsionada; quiere liberar nuestra alma con su verdad. No tendremos un corazón puro, a menos que nuestra alma sea santificada, renovada con su Palabra. En el alma reside la conciencia y la comprensión de las cosas.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Filipenses 4:8

FUERZAS.
Dar tus fuerzas a algo o alguien que no sea Dios, no solamente será un desperdicio, sino que no obtendremos ningún fruto de ello y terminaremos agotados física, emocional y espiritualmente.

Para que no des a los extraños tu honor, Y tus años al cruel; 10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza,Y tus trabajos estén en casa del extraño.
Proverbios 5:9-10

Cuando el diablo mira tu corazón y tu alma, ¿qué es lo que ve? Lujuria, codicia, avaricia, ira, envidia, rencor, ambición, duda, egoísmo, miedo, falta de perdón. Limpia tu corazón y tu alma para que el Espíritu Santo fluya libremente en tí. La Palabra de Dios es el reflejo de su carácter moral, renovar tu mente con ella la conformará con las palabras y las respuestas de Cristo en tu vida. Si Cristo tiene tu corazón, tu alma y tus fuerzas harás muchas cosas para Él.

Padre, hoy me rindo completamente a tí. Te entrego mi corazón, mi alma y mis fuerzas. No quiero dar un paso más si no tengo la certeza de que es tu Espíritu Santo el que me guía para hacer tu voluntad. Gracias porque mi vida te pertenece, sé que me tienes en el hueco de tu mano y me sostendrás para cumplir todo aquello para lo que me creaste. En el nombre de Jesús, amén.

   Creí, por lo cual hable

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